CAMINO A TOLEDO…
(Julio 2007)
Camino por Madrid con una sonrisa en mi cara; tan injustificable que los transeúntes me miran y se preguntan, “y a esta q le pasa?”. Digo injustificable porque no descifro qué es lo que la inspira, no la puedo ligar certeramente a ninguna razón palpable…simplemente aparece y desaparece a misteriosa voluntad. Tal vez sea porque de a ratos me siento transportada a otras épocas; cuando la visitaba a mi hermana y recorría Paris sola - sin preocupaciones ni responsabilidades, sin horarios ni estructuras. Como ahora que me duermo a las 4 de la mañana y me despierto al mediodía – sin culpas. Almuerzo a las 6 de la tarde y como a las 12 de la noche, por elección, porque se me canta.
Anoche mientras trataba de divisar el factor desencadenante de esta relajación tan atípica para mí, me di cuenta que hacía 10 años que no estaba sola por mas de 2 días seguidos. Hacía 10 años que no tenía que atender o complacer a nadie; que no tenía que explicarme, justificarme o defenderme ante nadie. Acá sin ataduras, duermo desnuda, como cuando tenía 18. (A la que nunca lo probó, se lo recomiendo. No hay nada mas gratificante que meterse (recién bañada) en una cama tirante de sabanas frías y sentir la liberación de la piel desnuda)…
...Tal vez sea por la libertad que se siente por las calles de Madrid, esa “vibra de relajación” que transmiten los madrileños que siempre encuentran un ratito para sestear, compartir un cafecito al sol con una amiga o salir de tapas incluso antes de que caiga el sol.
En fin, volviendo a Madrid; los españoles si que son devotos! Con razón se le dice “la católica” a España (y no - por ejemplo - a Italia, que bien podría ser…), hay una iglesia en cada cuadra!
Mi hotel queda en el Barrio de las Letras (donde las angostas callecitas de piedras y adoquines aparentan ser peatonales hasta que por ellas transitan autos, apretados y sumisos entre los peatones soberbios) y la zona esta rodeada de iglesias.
En fin, hoy bajo el sol madrileño que imponía unos densos 42 grados de temperatura, me dispuse a conocer Toledo.
Toledo, ciudad medieval comprendida dentro de un fuerte de piedra, rodeada en 3 de sus 4 costados por agua y puentes antiguos. Ciudad histórica, declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad. Fruto cultural de la dificultosa convivencia entre católicos, árabes y judíos - rebalsante de leyendas de reyes católicos y princesas judías…
Una cansadora caminata y 3 horas después, abdiqué mis ganas de ‘absorber’ Toledo - el calor era insufrible. Las piedras claras y los grises adoquines atraen poderosamente los rayos del sol y emanan calor incluso cuando el sol se va.
Me volví a subir al ‘ave’ (tren de alta velocidad) camino a la estación de Atocha (triste - desgarradora más bien - comparación con Retiro. La estación es un invernadero, literalmente. En el centro alberga varias centenas de plantas q son roseadas cada 5 minutos y reciben el sol directo a través del techo de vidrio.)
…………………………………………………………….
Son las 9:30 de la noche y el sol recién empieza a bajar. Acá en Madrid, elije esconderse detrás del Palacio Real.
Luego de una corta parada en el hotel para recuperar la energía que el sol me hizo dejar en Toledo, me dispuse a caminar las 15 cuadras que me separan de este palacio. Donde por lo visto coincidí con otras mil personas que eligieron hacer lo mismo.
Con una orquesta sinfónica tocando a pocos metros, sentada en la murallita de una gran fuente – rodeada de un prolijo jardín francés (de esos que tienen laberintos verdes y estatuas varias) me prendo el primer ‘pitillo’ del día y absorbo el momento.
En el alto horizonte las estatuas que coronan el palacio contrastan con la amplia inmensidad de un cielo teñido de rosa.
(No, no me traje la laptop a este soñado lugar; me macheteo en un papelito que después tecnologizaré…)
Camino por Madrid con una sonrisa en mi cara; tan injustificable que los transeúntes me miran y se preguntan, “y a esta q le pasa?”. Digo injustificable porque no descifro qué es lo que la inspira, no la puedo ligar certeramente a ninguna razón palpable…simplemente aparece y desaparece a misteriosa voluntad. Tal vez sea porque de a ratos me siento transportada a otras épocas; cuando la visitaba a mi hermana y recorría Paris sola - sin preocupaciones ni responsabilidades, sin horarios ni estructuras. Como ahora que me duermo a las 4 de la mañana y me despierto al mediodía – sin culpas. Almuerzo a las 6 de la tarde y como a las 12 de la noche, por elección, porque se me canta.
Anoche mientras trataba de divisar el factor desencadenante de esta relajación tan atípica para mí, me di cuenta que hacía 10 años que no estaba sola por mas de 2 días seguidos. Hacía 10 años que no tenía que atender o complacer a nadie; que no tenía que explicarme, justificarme o defenderme ante nadie. Acá sin ataduras, duermo desnuda, como cuando tenía 18. (A la que nunca lo probó, se lo recomiendo. No hay nada mas gratificante que meterse (recién bañada) en una cama tirante de sabanas frías y sentir la liberación de la piel desnuda)…
...Tal vez sea por la libertad que se siente por las calles de Madrid, esa “vibra de relajación” que transmiten los madrileños que siempre encuentran un ratito para sestear, compartir un cafecito al sol con una amiga o salir de tapas incluso antes de que caiga el sol.
En fin, volviendo a Madrid; los españoles si que son devotos! Con razón se le dice “la católica” a España (y no - por ejemplo - a Italia, que bien podría ser…), hay una iglesia en cada cuadra!
Mi hotel queda en el Barrio de las Letras (donde las angostas callecitas de piedras y adoquines aparentan ser peatonales hasta que por ellas transitan autos, apretados y sumisos entre los peatones soberbios) y la zona esta rodeada de iglesias.
En fin, hoy bajo el sol madrileño que imponía unos densos 42 grados de temperatura, me dispuse a conocer Toledo.
Toledo, ciudad medieval comprendida dentro de un fuerte de piedra, rodeada en 3 de sus 4 costados por agua y puentes antiguos. Ciudad histórica, declarada por la UNESCO patrimonio de la humanidad. Fruto cultural de la dificultosa convivencia entre católicos, árabes y judíos - rebalsante de leyendas de reyes católicos y princesas judías…
Una cansadora caminata y 3 horas después, abdiqué mis ganas de ‘absorber’ Toledo - el calor era insufrible. Las piedras claras y los grises adoquines atraen poderosamente los rayos del sol y emanan calor incluso cuando el sol se va.
Me volví a subir al ‘ave’ (tren de alta velocidad) camino a la estación de Atocha (triste - desgarradora más bien - comparación con Retiro. La estación es un invernadero, literalmente. En el centro alberga varias centenas de plantas q son roseadas cada 5 minutos y reciben el sol directo a través del techo de vidrio.)
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Son las 9:30 de la noche y el sol recién empieza a bajar. Acá en Madrid, elije esconderse detrás del Palacio Real.
Luego de una corta parada en el hotel para recuperar la energía que el sol me hizo dejar en Toledo, me dispuse a caminar las 15 cuadras que me separan de este palacio. Donde por lo visto coincidí con otras mil personas que eligieron hacer lo mismo.
Con una orquesta sinfónica tocando a pocos metros, sentada en la murallita de una gran fuente – rodeada de un prolijo jardín francés (de esos que tienen laberintos verdes y estatuas varias) me prendo el primer ‘pitillo’ del día y absorbo el momento.
En el alto horizonte las estatuas que coronan el palacio contrastan con la amplia inmensidad de un cielo teñido de rosa.
(No, no me traje la laptop a este soñado lugar; me macheteo en un papelito que después tecnologizaré…)
Y finalmente cae la noche sobre Madrid, y la ciudad se dispone a un segundo despertar, el de los encuentros, las tapas y las infinitas posibilidades.

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