Carta de una madre a un hijo. Todo esto te deseo:
Que encuentres el valor en ser honrado.
Que tu palabra pueda grabarse en piedra, porque una vez que la emitís, te dedicas a cumplirla.
Que conozcas el respeto, intrínsecamente, en todas sus vetas; no solo el que obtenés, sino más aún el que dás .
Que sepas honrar a la mujer que elijas tener al lado.
Que sepas encontrar en cada una de las personas de tu entorno, al menos una veta linda a través de la cual te puedas relacionar.
Que si tenes que discutir, siempre lo hagas con altruismo, justicia, honradez y sinceridad.
Que sepas medir tus palabras para no dañar innecesariamente a nadie.
(Y que jamas pronuncies con certeza aquellas que sepas no honren tu verdad).
Que jamás te resguardes en una mentira, por mas pequeña que sea; porque suelen salir a la superficie, y más veces que no, son irreparables.
Que te hagas cargo de aquellas palabras que sí pronuncias; y que si las que pronunciaste hirieron o estuvieron fuera de lugar, tengas la humildad y grandeza de reconocerlo.
Que no te interese participar de conversaciones referentes a otros cuando esos otros no estén presentes.
Que no adhieras tu opinión a la de los demás, sin estar de acuerdo, simplemente porque son mayoría o parecen tenerla más clara que vos.
Que no definas tu personalidad según lo que consideras que los demás esperan de vos.
Que seas libre, sin dejar de reconocer y atender tus responsabilidades y compromisos.
Que seas fiel. Fiel a tu persona, tus valores y principios, a tus sueños y a tu entorno.
Que no les des cabida ni al orgullo, ni a la intolerancia porque juntas, o por cuenta propia se ocuparán de alejarte de la felicidad.
Que puedas dormirte cada noche con la conciencia tranquila con la seguridad de no haber herido o perjudicado a nadie.
Que puedas perdonar y pedir perdón con facilidad, al igual que puedas reflexionar y reconsiderar tu postura en cualquier situación que lo amerite.
Que puedas siempre, y en cualquier situación, relacionarte de la misma manera, y con la misma naturalidad, sea para comportarte ante un Rey o uno de sus peones.
Que celebres tus logros tan bien como puedas aceptar tus derrotas.
Que cuando la vida te tumbe te puedas volver a levantar con entereza y valentía a sacudirte el polvo, y retomar tu paso con la misma determinación que llevabas.
Que el miedo y/o la frustración jamás te desanimen o detengan tu rumbo.
Que te aceptes con todas tus características, las que te gustan y las que no, porque aceptarse a uno mismo tal cual es, es una de las cosas más difíciles que te tocará hacer, pero es necesario para subsistir y crecer.
Que té perdones cuando te equivocás, porque nadie es perfecto y todos nos equivocamos.
De la misma manera que si reconoces en ti mismo una característica que te hace daño, o se lo hace a otras, hagas todo lo que puedas por intentar modificarla.
Que ante todo siempre sepas ser justo; que eso que vos le hagas a tu prójimo puedas aceptar que te hagan a vos.
Que puedas reconocer los momentos en los que sos plenamente feliz, y que puedas evaluar las variantes que se dieron para lograrla y así ir aprendiendo cómo generártela con tus propios recursos.
De la misma manera que sepas reconocer cuando encontrás a tu lado una buena compañera, que te quiere así mismo, tal cual sos; y la sepas valorar, respetar, honrar y cuidar.
Que no te sobre-exijas, pero tampoco te conformes con menos de lo que querés lograr en tu vida.
Que puedas ser independiente y valerte por ti mismo, sin así permitir que eso te endurezca y te haga inabordable para los demás.
Que nunca dejes de perseguir tus sueños y aún así sepas reconocer cuando debes darte por vencido.
Que te importe un corno lo que están haciendo los demás! La realidad es que nadie tiene la fórmula de nada. Y tu felicidad depende de que te encuentres y te definas a vos mismo, con la menor influencia externa posible.
Porque no hay escuela , ni curso, manual o universidad que te enseñe a ser feliz. Y que seas plenamente feliz, es mi mayor deseo; creo que se empieza por acá...
